El Círculo Ecuestre cerró el ciclo de conferencias de la quinta edición de su Salón Internacional de Arte Moderno y Contemporáneo, By Invitation 2024, con el diálogo El Museo del Arte Prohibido, de colección particular a museo, protagonizado por Tatxo Benet, empresario, coleccionista de arte contemporáneo y propietario del Museu de l’Art Prohibit, y moderado por el asesor de arte y analista de mercado Llucià Homs. 

Durante la charla, que contó con la presentación de Enrique Lacalle, presidente del Círculo Ecuestre y comisario de la exposición, Benet compartió con el público sus reflexiones sobre el valor de la libertad de expresión en el arte y relató su trayectoria como coleccionista comprometido con la cultura y la defensa de la libertad creativa.

El cofundador de Mediapro inició el coloquio hablando de su evolución desde el periodismo hasta el ámbito empresarial y el coleccionismo. “Siempre he sido alguien que vive en el presente. Empecé a adquirir arte sin pensar que un día tendría una colección, y menos una que estaría tan enfocada en el arte censurado”, explicó. Recordó que el punto de inflexión llegó en 2018, cuando adquirió la polémica obra “Presos Políticos en la España Contemporánea” de Santiago Sierra, retirada de la feria ARCO ese mismo año. “No fue un acto de militancia política, sino de convicción personal: quería tener una obra que ya se había convertido en símbolo de la censura en la España contemporánea”, aclaró.




Durante el coloquio, Benet detalló los motivos detrás de la creación del Museo del Arte Prohibido, que exhibe actualmente más de 40 obras de una colección de 300 piezas censuradas en diferentes partes del mundo. “Para mí, el valor de cada obra no reside solo en su estética o en la fama del artista, sino en la historia de censura que tiene detrás. Este museo es un reflejo de cómo, a lo largo del tiempo y en distintos lugares, el arte ha sido objeto de restricciones y ataques”, explicó. También contó que la admisión de una obra en su colección se basa en que haya enfrentado censura o represión, independientemente de su valor económico o artístico.

El coleccionista enfatizó la importancia de la libertad individual en el disfrute del arte y su rechazo a la censura impuesta por cualquier entidad, ya sea pública o privada. Citando al juez estadounidense William J. Brennan, Benet dijo: “Lo que para uno puede ser vulgar, para otro puede ser lírico”. “La censura no debería estar en manos de nadie, porque cada persona debe tener la libertad de decidir por sí misma lo que quiere ver y lo que no. Si dejamos que alguien decida por nosotros hasta dónde podemos ver, entonces ya no estamos hablando de libertad”, defendió.

A lo largo del diálogo, Tatxo Benet también abordó los desafíos de mantener un museo dedicado a un tema tan complejo sin apoyos ni subvenciones. “El museo se mantiene por sí mismo, de las entradas y de algunas actividades paralelas. Además, estamos explorando la posibilidad de llevar el museo a otras ciudades; este verano, por ejemplo, abriremos una sede temporal en Andorra”, explicó. Sin embargo, añadió que la independencia es fundamental para que el proyecto siga fiel a sus principios, subrayando que él mismo se asegura de que cada obra cumpla con el objetivo del museo sin restricciones. “Es algo muy personal. Me considero la única persona que puede decidir si una obra entra o no, porque tengo claro que aquí no se censura nada”, declaró.

El coloquio concluyó con una reflexión sobre la visión de Benet hacia el futuro del museo y su legado en la defensa de la libertad de expresión en el arte. “No me considero un mecenas; hago esto porque creo en el arte como herramienta de diálogo y reflexión. Para mí, cada obra censurada es un recordatorio de que la libertad no se debe dar por sentada. Cuando una obra se censura, se está limitando el derecho de las personas a pensar y cuestionar”, dijo.

Benet agradeció al público de By Invitation su participación y expresó su esperanza de que el museo inspire una mayor comprensión y tolerancia. "Si logramos que la gente reflexione y cuestione, entonces habremos cumplido nuestro objetivo. Al final, el arte censurado es un testimonio de la lucha humana por la libertad en todas sus formas".