
El Círculo Ecuestre acogió el pasado 17 de octubre un coloquio con Demetrio Carceller Arce, presidente ejecutivo de Damm.
Durante la charla, presentada por el Presidente del club, Enrique Lacalle, y moderada por el periodista y abogado Ricardo Fernández-Deu, Carceller compartió su visión sobre el liderazgo empresarial, la responsabilidad social corporativa y los retos de la economía actual, ofreciendo una perspectiva profunda y cercana basada en su amplia trayectoria.
Carceller empezó su charla en el Círculo Ecuestre reflexionando a la pregunta sobre si un empresario "nace o se hace". Según argumentó, no hay una predisposición genética, sino que el entorno y los ejemplos cotidianos marcan el camino. "Si ves en tu casa el valor de las empresas y la responsabilidad económica y social de muchas personas, eso sí te marca", explicó.
Repasando su pasado, el empresario confesó que en su juventud “quería ser presidente del Banco Comercial Transatlántico, como mi padre y mi abuelo”, para después argumentar que la decisión de venta del banco por parte de su padre fue la primera operación corporativa a la que estuvo vinculado. A partir de ahí, fue a hacer un máster en Duke (EE.UU.), ya que “no quería ser el banquero de otro”. “Mi padre sí era banquero, yo hubiese sido un desastre, porque a mí lo que me gusta es crear empresas, transformarlas y desarrollarlas”, dijo.
Este enfoque lo ha acompañado a lo largo de su carrera, desde su paso por el Banco Santander hasta su llegada a Damm, donde asumió un rol protagonista durante un periodo complejo, enfrentándose incluso a una huelga en sus primeros días al frente de la cervecera. "Gracias a mi bagaje pude asumir el liderazgo y tuve suerte. Conseguimos sacar la huelga para adelante y, a partir de ese momento, el equipo confío en mi credibilidad", comentó.
Durante el coloquio, Demetrio Carceller destacó la importancia del sentido común como una de las reglas básicas en la gestión empresarial. “Las especializaciones te las pueden dar equipos especializados en diversas áreas", comentó, señalando que ha tenido la fortuna y la habilidad de crear un equipo sólido de 20 personas que lo respaldan en la gestión de sus empresas. “Yo soy el del toque final. Después de haber estado trabajando en las cocinas mucho tiempo, tienes la capacidad de ver quién lo hace bien y quién no”, añadió.
Carceller subrayó que el compromiso de un empresario con la sociedad no se limita a la creación de riqueza, sino que incluye la formación de las personas que lo rodean. “No es simplemente contratar a un buen ejecutivo, sino ocuparse de su formación y, posteriormente, dejarlo volar”. Este enfoque lo llevó a entender que las empresas también tienen una responsabilidad con el entorno, lo que impulsó la creación de diversas fundaciones a partir del año 2000, para canalizar dicho compromiso.
En cuanto a la toma de decisiones, Carceller enfatizó la importancia de contar con personas que se atrevan a decidir, aunque se equivoquen. “No me gusta el ejecutivo que no toma decisiones por miedo a equivocarse. El que te hace más daño es el que no decide y paraliza los procesos. Hay muy poca valentía en las empresas, más bien en los consejos", afirmó, añadiendo que su modelo de captación busca a personas con decisión y coraje. Finalmente, resaltó la importancia de la formación continua dentro de las empresas. “Cada departamento tiene sus propias necesidades formativas, y la obligación de la empresa es contratar a gente que venga un poco formada, pero también darle la oportunidad de seguir formándose, ayudándole económicamente. Eso lo estamos haciendo en Damm”, concluyó
Durante el coloquio, Carceller puso especial énfasis en la transformación digital y la integración de la inteligencia artificial (IA) en las empresas. "La IA es un nuevo idioma que tendremos que aprender a hablar", comentó, señalando que, si bien aún no es capaz de ser creativa, tiene un gran potencial para mejorar la eficiencia en las tareas basadas en datos. Sin embargo, el empresario advirtió sobre los trabajos que podrían quedar obsoletos debido a estos avances tecnológicos y resaltó la importancia de fomentar la creatividad y la toma de decisiones valientes en el entorno empresarial.
Como presidente ejecutivo de Damm, Carceller también habló sobre los retos del sector energético, aludiendo a su experiencia como líder de Disa, una de las principales compañías energéticas de España. El empresario subrayó que el mercado de la energía es un mercado financiero en constante evolución, donde la demanda de energía sigue creciendo, especialmente en continentes en desarrollo. "La energía, cuanto más limpia mejor, pero siempre debe ser abundante y barata", afirmó.
Sobre el papel de Damm como empresa con raíces en Cataluña, Carceller concluyó el coloquio destacando lo siguiente: “No movimos la razón social de Damm porque es el ADN de la compañía. Era una decisión del Consejo de Administración, pero que en el fondo toda la empresa compartía”. “Somos una compañía catalana y, por lo tanto, española”, dijo para después asegurar que: “Nunca tuve presiones de ningún tipo respecto a la sede de Damm en Cataluña”.
Finalmente, Carceller valoró la competencia entre Barcelona y Madrid para después asegurar que, a pesar de que “en Barcelona se podría haber hecho mucho más de lo que se ha hecho”, “elegiría Barcelona para vivir porque su calidad de vida es superior”.